My PSICOMUNDO: ¿Cómo Educar en la Disciplina?

martes, 14 de junio de 2016

¿Cómo Educar en la Disciplina?


"Para la mayoría de los padres, disciplina, equivale al castigo, y no es cierto".

Disciplina, es formar o enseñar, y combina técnicas positivas y negativas.Resultado de imagen de educacion en familia

Nuestro objetivo, es conseguir que los niños entiendan y atiendan a lo que les pedimos. Con estos sencillos pasos será más fácil. 
 Cuando se trabaja la disciplina en los niños, se les enseña a comportarse. Se les da instrucciones antes de pedirles que intenten poner algo en práctica.
Nos convertimos en modelos, y muchas veces nos comportamos de la misma manera que queremos erradicar. Por ejemplo: ¡Juanito, no des gritos¡, y eso se lo decimos gritando nosotros. ¿A quién no le ha pasado en alguna ocasión?.

El ser padre o madre, no se completa en un día, y la disciplina, no es un esfuerzo intermitente. En ambos casos se trata de esfuerzos constantes y consecutivos, siendo al mismo tiempo eficaces y afectuosos con el niño.
Hay mucho que enseñar: valores, creencias y técnicas, y se requiere tiempo. Además el niño, no estará dispuesto siempre a aprender la lección. Por ello se sugiere que:
1. Los padres aprendan a relajarse, de este modo podrán afrontar acontecimientos imprevistos y esfuerzos baldíos con más clama y eficacia.
2. Hay que examinar metas y necesidades del niño, para saber lo que se puede esperar.
3. Se debe hacer lo posible por ser constante y consecuente, diciendo lo que se piensa y pensando lo que se dice, y mantenerse firme en ello.
4. Se debe mantener una actitud positiva ante el oficio del padre/madre, reteniendo en la mente una imagen de cómo se quiere que el niño actúe y acordando indicarle los comportamientos que se consideran inaceptables.


TÉCNICAS BÁSICAS DE LA DISCIPLINA

Hay que empezar en una etapa temprana a construir una base para comunicarse con el niño, pero no se pueden esperar resultados hasta más tarde.
Hay que pasar de más consecuencias con menos palabras a más comunicación con menos consecuencias, sobre todo llegando a la adolescencia.
 Los padres que  tratan de razonar con los hijos cuando son pequeños, se encuentran que el niño según crece, cada vez se hace más difícil. Cuando llegan a la adolescencia, intentan ponerse duros con las consecuencias fuertes. Pero el adolescente que sólo está acostumbrado a las palabras, a menudo, se rebela contra las nuevas restricciones más que el adolescente normal.

En general, es mejor usar más dirección con un niño pequeño y más comunicación con niño más mayor.

¿Cómo deben escuchar los padres para que el niño hable con ellos? 

1. Escuchar a través del comportamiento. Los padres nos convertimos en expertos en leer el lenguaje del cuerpo de los niños pequeños, pero muchas veces no se dan cuenta de que los niños siguen comunicándose a través de su conducta, mucho después de haber aprendido a dominar el lenguaje.
 Los niños más mayores y  adolescentes  se comunican frecuentemente manifestando sus sentimientos no verbalmente, cuando están bajo presión.
Cuando el niño empieza a actuar de forma distinta, puede que no se trate de una etapa nueva en su desarrollo, sino que intente comunicar algo.
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2. Definir sentimientos. Con niños pequeños, lo mejor es ayudarles a definir sus emociones. Decirles que es normal que sienta "molesto", y que cuando se siente así, debe pedir ayuda. Se debe añadir una consecuencia, tal como, " cuando tires las cosas no las volverás a ver en dos días" y cumplirla.
También se puede sugerir una consecuencia tal como, "cuando necesites ayuda, pídela, estaré muy orgulloso/a de ti y te ayudaré encantado/a."
El proceso de enseñar a un niñoa identificar y expresar sus sentimintos supone años de mucha insitencia. Pero habrá muchas oportunidades para ayudarle a interpretarlos.
A medida que se vaya haciendo mayor, se debe ser una especie de detective, hay que indagar y hacer preguntas: "Suena como si estuvieses enfadado con tu amigo Pepe", "Parece que te preocupa algo" ¿Qué crees que es?, tras una corta charla, el niño, puede que informe que está celoso, de Pepe, porque tiene más amigos.
3. Tiempo para escuchar. Hay casiones en las que es difícil encontar un momento para prestarle y escuchar a tu hijo,pero es esencial hacerlo si se quiere conseguir una buena comunicación y se quiere mantener la onda disponible cuando se necesite.Se debe permitir a los niños que cuenten sus expriencias cotidianas y sus sentimientos, que se sientan libres para darles detalles de lo que les está ocurriendo, no basta con mantener una conversación profunda de vez en cuando. La comunicación, no es solo cuestión de calidad, sino de cantidad.
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Los siguentes pasos pueden ayudar a mantener una convesación con el niño, tanto en cantidad como en calidad.
* Cominicarse regularmente.Hay que comunicarse regularmente. Asigne un rato cada día para hablar con el niño. Aunque sólo sean cinco minutos antes de acostarse, caundo vuelve del cole.
Cuando el niño pide a sus padres que hablen con él o da pistas no verbales de que algo le está preocupando, es bueno sentarse en un lugar privado cuanto antes o acordar una cita para hablar con él más tarde.
Con los niños pequeños, es mejor hablar en ese instante. Normalmente es cunestión de minutos, pero esto hace que el niño piense que lo que tiene que decir es lo bastante importante para que sus padres dejen lo que etán haciendo y lo escuchen. Hay que asegurarse siempre de cumplir la cita.
 *Prestarle la máxima atención. Diga al resto de la familia que no moleste, acuda a un lugar privado y actúe como si tuviera todo el tiempo del mundo para escuchar.
* Iniciar y mantener la conversación. Algunas veces, les cuesta mucho arrancar, de modo que puede ser de ayuda, frases como: "Hablemos", "Dime qué te pasa", aunque mientras más expecíficas sean las frases, mejor: "Cuando llegastes del colegio parecias muy triste"¿Me quieres contar que te ha pasado?. Si el niño indica que, en efecto, pasó algo en la escuela, pero no quiere hablar de ello en ese momento, debe saber que habrá tiempo para hablar más tarde.
Si suele responder, prueba a contarle un cuento o leer un libro, verdadero o ficticio, sobre una situación similar. 
Resultado de imagen de saber escuchar a los niñosA veces, la mejor manera de ayudarle es sentarse abrazándolo y esperar tranquilamente a que empice a hablar.
Una vez que ha comenzado, utilizar todos los medios para mantener la conversación viva.
Los adultos tenemos la tentación de dar soluciones, consejos o incluso hacer discursos a los niños. Hay que resistir la tentación. ¡Simplemente hay que escuchar¡
Utilizaremos preguntas para suscitar la confianza: "¿Y entonces qué pasó? " ¿Qúe dijo?"...
Tratar de que el niño refleje lo que está haciendo, como una forma de persuadirle para que comparta sus sentimientos. Desarrollada por el Dr. Carl Rogers, esta técnica es  muy utilizada por terapéutas, tamibién llamada: Escucha Activa.
La escucha activa, significa repetir al niño lo que ha dicho o interpretarlo. Si el niño dice, "Juan me ha tirado del pelo", el padre responde:"¿Que te ha tirado del pelo?.
A continuación, si  queremos conocer sentimientos más profundos, debemos añadir algo como:" Juan es tu mejor amigo, seguro que no te gustó especialmente que él te pegara". Aunque no se acierte, incluso una interpretación poco exacta, provocará, más respuestas por parte del niño o niña. Sígale el hilo al niño como un científico simpático y un amigo en lugar de estar haciendo un interrogatorio. Hay que tener en cuenta que la visión del mundo que el niño tiene, no necesariamente, es la "verdad" de lo que ocurrió.
Hay que hacer saber al niño, que se aprecia su esfuerzo por compartir.
 

¿Cómo hablar al niño/a? 

Si los niños se hacen los sordos continuamente cuando se les pide algo, como bien sabemos, no es porque sean sordos. Se trata de una tendencia a desconectar hasta que el volumen de la voz paterna/materna, llega a un punto crítico determinado en el que el niño sabe que la cosa se está poniedo seria.
Para acabar con este problema, se reqieren dos ingredientes esenciales:
1. Los padres tienen que decir lo que piensan y pensar lo que dicen, es decir, deben elegir sus palabras con cuidado.
2. Apoyarlas con acciones justas, consecuentes y con sentido. 
El niño aprenderá rápidamente a escuchar la primera vez que se le pida algo. Para lograr esto, es preciso:
- Establecer contacto visual. Ya que los niños se distraen con tanta facilidad, los padres deben asegurarse de que el niño les mira cuando están hablando. Este puede ser el factor más importante para que el siño siga las instrucciones o simplemente que les escuche.
Hay que enseñar lo que significa el contacto visual, Enseñar con el juego de miradas:  Sentarse cara a cara , aproximadamente a un metro de distancia y ver quién es el primero en desviar la mirada. Cronometre al niño, indicándole cúanto tiempo aguantó la mirada.
Si el niño es muy tímido o se siente incómodo mirando directamente a los ojos, conviene  enseñarle a mirar a la boca o a la cara.
Hay veces que es necesario usar el contacto físico para conseguir su atención. En este caso es conveniente tocarle ligeramente el hombro.
Cuando el niño mira a sus padres, es bueno elogiarle.
 - Hablar con voz sosegada y firme . Si siempre se habla al niño con voz severa o se le levanta la voz al pedirle algo, aprenderá a desconectar, hasta que la voz de sus padres alcancen el volumen máximo. Si os dais cuenta de que cada vez levantais más la voz, parar, respirar profundamente, reestablecer el contacto visual, hablar lentamente y con mucha claridad.
- Evitar utilizar preguntas en lugar de afirmaciones. Si le dices a tu hijo, "¿Qué tal si recoges la ropa?, contestará "¡Ahora no!. Hay que hacer afirmaciones definitivas, que le indiquen exactamente lo que tiene que hacer, cúando , dónde y cómo.
- Utilizar frases sencillas. No hay que utilizar palabras que el niño no comprenda. Hablar clara y sencillamente. No demasiado. Las instrucciones o explicaciones largas pueden hacer que el niño pierda interés o se olvide de lo que se le dijo al principio.
 - Decir al niño lo que se piensa. Debemos explicar al niño los sentimientos que produccen sus acciones o actitudes en lugar de criticarle directamente. Por ejemplo: " Temía que te hubieras perdido cuando no llegaste a casa a la hora". Si se conjugan frases en primera persona en lugar de en segunda, se puede evitar la crítica, o el ataque directo, sin deja por ello de expresar emociones fuertes con eficacia.


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